Para salir de dudas, los astrónomos Abraham Loebb y Edwin Turner han calculado en un reciente artículo la viabilidad de este concepto. El resultado es que los telescopios actuales podrían detectar la luz artificial de una ciudad terrestre de tamaño medio en un objeto del Cinturón de Kuiper (KBO) situado a una distancia máxima de 50 UA (7400 millones de kilómetros). Un hipotético cometa o asteroide de 53 kilómetros de diámetro con ciudades iluminadas en su superficie aparecería tan brillante como un objeto de Kuiper de 1000 kilómetros con un albedo del 7%, o lo que es lo mismo, la contribución de la iluminación artificial podría ser hasta 360 veces superior a su brillo natural. Para discriminar el origen de la iluminación, un análisis espectroscópico revelaría las diferencias entre la luz natural y artificial (LED o fluorescentes).
Por supuesto, la probabilidad de encontrar algún cometa lejano con ciudades en su superficie es bastante remota, por no decir nula. Pero, ¿qué hay de los exoplanetas habitados? La iluminación artificial provoca que el hemisferio nocturno de la Tierra posea una magnitud absoluta de 43,5, una cifra realmente despreciable. Con la tecnología actual sólo podríamos detectar esta iluminación hasta una distancia de 150 mil millones de kilómetros (1000 UA), fuera de los límites del Sistema Solar, pero muy lejos del espacio interestelar.
- Enlace compartido de Daniel Marin DE “EUREKA”